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5 de julio de 2010

CRÓNICA COMPULSIVA DEL MUNDIAL DE SUDÁFRICA (V). La Furia de Camacho

No lo puedo evitar, cada vez que veo a Camacho cantando el gol de Villa contra Paraguay se me ponen los pelos de punta, no hay duda de que este hombre siente a la selección española, su reacción es fiel reflejo de su comportamiento y su forma de jugar cuando estaba en activo, un crack.
Ese momento todo el país estaba repleto de Camachos, que estallaron de júbilo, cuando después de una carambola propia de otro juego, el balón, esta vez sí, quiso traspasar la portería contraria. Todos éramos conscientes de estar viviendo un partido histórico que recordaremos el resto de nuestras vidas. 
Y como todo partido histórico que se precie, y siempre que esté la selección española en el terreno, surgieron todos nuestros fantasmas, que por muy familiares que nos parezcan, nunca terminaremos de acostumbrarnos a ellos.
Durante todo el encuentro sobrevoló por el repleto estadio sudafricano el viejo fantasma de los cuartos de final, que fue adoptando múltiples formas a lo largo del desarrollo del juego. Primero se encarnó en el típico equipo rocoso y duro que tantas veces nos ha eliminado en otras competiciones (salvo en la Eurocopa), luego tomó la forma de la alargada sombra del árbitro Al-Ghandour que campó a sus anchas por el área paraguaya para hacer de las suyas haciendo buenas las palabras de Chilavert unos días antes y confirmando que el colegiado guatemalteco era un pésimo árbitro.
Con el lanzamiento fallido de Xabi Alonso nos acordamos de los fantasmas de los penaltis de Eloy Olaya y Joaquín que nos dejaron fuera cuando mejor estábamos jugando, y finalmente esos interminables segundos en los que el balón (a sabiendas de que era un instante histórico) se recreó necesitando golpear hasta tres veces en los palos para decidirse a entrar.
Pero todo eso se acabó, esta selección es distinta a todas sus antecesoras, este equipo está hecho de una pasta especial, sabe competir, tiene paciencia, son unos ganadores y juegan para eso, para ganar. De algún modo saben que por muchos obstáculos que se les ponga por el camino los van a solventar, porque no todo el mundo tiene a un "Santo" en la portería y a un devorador del área en la delantera.
Otros años nos hemos hartado de ver a selecciones que jugando como los ángeles se han ido para casa y otras que sabiendo competir han ganado mundiales. Nosotros ya que hemos llegado hasta aquí, ¿por qué no ganar el Mundial?.
Después del error del penalti oí comentar a Camacho de fondo en la retransmisión: "Siempre nos tiene que ocurrir algo raro, ¡me cago en la leche!". Y es que el fútbol, que por fin parece que está siendo justo en este Mundial, le debía una al de Cieza, racial y optimista por naturaleza se merecía una alegría así. Ahora que parece que en este campeonato hemos perdido la excelencia en el juego, empapémonos del espíritu de Camacho y aunque sea apelando a la raza y al coraje saquemos el partido de Alemania adelante y dejemos por un momento de ser "la Roja" para volver a convertirnos en "la Furia", la furia de Camacho.

3 comentarios:

  1. La tesis de tu entrada es: ahora que jugamos peor, vamos a tirar de "cojones". La verdad es que no me parece muy acertada. La prueba es que llevamos toda la vida tirando de volumen testicular y jamás nos hemos comido nada en un mundial.

    Hay que jugar mejor, ya está, así de sencillo. Aunque esto sea como decir, para ganar hay que marcar más goles, no lo es. Sr. Del Bosque, use su banquillo y mejore el equipo de Espagne. Y, además, tiene usted 2 días.

    HijoDeGlaknar

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  2. por QUÉ no??????????????

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  3. A ver, si estoy de acuerdo en que sobra Torres, hay que poner a Cesc o Silva y que no jugamos bien..., pero lo que quiero decir es que por un momento olvidémonos de todo esto y disfrutemos como niños, como lo hizo Camacho. Llevamos todo el Mundial sufriendo mucho y hablando de tácticas, me apetecía tocar un poco la fibra sensible y Camacho se merecía un pequeño homenaje.
    Aunque vuelvo a recordar que muchas selecciones a lo largo de la historia se quedaron fuera jugando como los ángeles.

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