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1 de julio de 2010

ESTAMOS PERDIENDO LA EDUCACIÓN

Una encuesta sobre riesgos psicosociales en la enseñanza realizada por FETE UGT, revela que más de la mitad de los profesores tiene miedo a ser intimidado o agredido. No es de extrañar si asiduamente nos encontramos en nuestros medios de comunicación con noticias como ésta:
"Pega a la directora de un colegio por no dejar entrar a su hijo en pijama". Sí, sí, no es un titular de la revista "el Jueves", es la realidad, esto desgraciadamente está pasando con asiduidad en este país.
Este hecho sucedió en la pedanía de Espinardo (Murcia), en un colegio dirigido por las Hijas de la Caridad, una madre ha agredido a una de las hermanas porque la señora envió a su niño al colegio en pijama, y como es lógico, lo mandaron a su casa para que se cambiase. Sin querer entrar en el tan manido debate sobre los "velos" y las vestimentas en el colegio, desearía centrarme en cómo ha cambiado nuestro comportamiento ante el sistema educativo y la autoridad que sus miembros ostentan.
He tenido hace poco conocimiento de otro caso en un colegio de Murcia en el que una niña sufre una caída en una clase de psicomotricidad de educación infantil y se recupera perfectamente. Como la niña se duele un poco de la zona de los glúteos, el colegio cumple con el protocolo de actuación en estos casos y la tutora rellena un parte de incidencias y se avisa a los padres para comunicarles lo ocurrido. Pues bien, el padre llega al colegio enfurecido y cargando sus iras contra la tutora y el director, amenazándoles, atribuyéndoles la responsabilidad de los hechos, especulando hasta con una posible muerte de su hija y exigiendo inmediatamente una ambulancia en el centro para que la niña, (que anda correteando por el colegio), sea examinada allí mismo, cosa a la que el propio hospital se niega, puesto que el caso no reviste gravedad alguna.
Esto son sólo dos sencillos ejemplos, en los que por suerte la cosa no pasó a mayores, pero lamentablemente con mucha frecuencia nos enfrentamos a casos mucho más graves, en nuestros centros educativos.
Agresión a un profesor
¡Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que la figura del maestro era respetada por todos, significando toda una autoridad para padres y alumnos!. Recuerdo cuando en mi colegio nos amenazaban con llevarnos al despacho del director si nos portábamos mal... le teníamos un respeto enorme; ahora eso no supone una amenaza, supondría toda una provocación y peligraría la integridad del director.
¿Pero qué nos está pasando? ¿A dónde vamos a llegar?
Habría que debatir las causas que han originado esta actitud, aunque obtendríamos alguna pista en este sentido, si recordásemos que antes no se nos podía ocurrir en la vida levantarle la mano a un profesor, no tanto por el castigo que te impondría el colegio, sino por la tremenda bronca que te iba a caer en casa.
Los padres deben saber que son los principales responsables de sus hijos y por lo tanto de su educación, el maestro enseña conocimientos, sirve de guía, pero la formación como persona corre a cargo principalmente de la familia.
Yo creo que un poco entre todos hemos dado lugar a situaciones como éstas, sobre todo por el miedo constante que hay en este país, a que vuelvan las épocas del autoritarismo, pero todo tiene un límite, no se puede vivir en un mundo sin normas, sin ciertas restricciones y por supuesto, se deben castigar las conductas inaceptables.
Hace unos años, se consiguió que la agresión a un maestro fuera tipificada como un delito de atentado contra la autoridad pública, con penas de 2 a 4 años de cárcel. Toda iniciativa en este sentido será bien recibida para ver si de una vez por todas se puede cambiar el rumbo de estos tristes acontecimientos.
La pena es que a la madre de la noticia con la que abría esta entrada, esta agresión le va a costar barata, unos 300€ como mucho, pues al ser el colegio concertado, no se considera delito de atentado contra la autoridad, sino falta.

1 comentario:

  1. He leído con atención tu post y bueno, estoy de acuerdo contigo en casi todo, pero me planteo algunas preguntas insidiosas, que quiero compartir contigo: ¿de verdad existió un tiempo pasado (¿exactamente cuándo?) en el que el maestro tenía el respeto de todos? Recuerdo que durante la guerra civil y la posguerra, no pocos maestros y maestras fueron maltratados. Y durante el franquismo, temo que tal vez ese "respeto" del que ahora hablamos a veces fuera más bien el reflejo de una sociedad autoritaria en la que más valía someterse que rebelarse, y en la que los ciudadanos estaban más acostumbrados (y dispuestos) a aguantar injusticias que a protestar ante ellas. No quisiera ser pesimista, pero tampoco vale la pena engañarse soñando con el paraíso perdido, puesto que en ningún caso volverá. Eso sí, desde luego afirmo contigo, y afortundamente algunos expertos ya están empezando a decirlo también, que la educación básica, lo que se llama genéricamente "socialización primaria", los modales y los valores fundamentales, se enseñan y aprenden en la familia. Ahí es donde los padres tienen una labor imprescindible, que debería ser reconocida y sancionada por la sociedad.

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