Hace un tiempo, un compañero de trabajo quince años menor que yo, me aconsejó una serie que llevaba una temporada viendo y que trataba de las aventuras en tono de comedia de unos cerebritos frikis. He de reconocer que al principio hice caso omiso a sus insistentes recomendaciones, no tanto por la notable diferencia de edad entre nosotros, como por sus tendencias frikis que le hacen devorar todo tipo de productos y tópicos del universo freak. Sencillamente pensé que esa serie no era para mí.
Poco después me veo obligado a reconocer que le estaré eternamente agradecido por su sabio consejo.
Una buena tarde de siesta en el sofá haciendo zapping, mi insistencia en buscar algo interesante con el que pasar esas horas muertas del día, me hizo llegar hasta el canal 31 de mi mando a distancia; en él descubrí por puro azar que en el desconocido, hasta ese día para mí, Canal Neox estaban dando un episodio de esa serie “friki”, The Big Bang Theory. El aburrimiento quiso despertar mi curiosidad y me hizo detenerme en dicho canal para observar durante unos momentos el desarrollo del capítulo. Tras unos minutos de desconcierto en los que tuve que hacer grandes esfuerzos para reprimirme a pulsar el botón y continuar con mi insulso zapping, conseguí digerir todo aquel disparate que estaba contemplando y lo asimilé de tal manera que sucumbí a los encantos de Big Bang Theory, haciendo de ella una de mis series favoritas.
Y ¿qué es The Big Bang Theory?. Supongamos que cogiéramos una coctelera y tomando como ingrediente principal la serie Friends, le añadiéramos los diálogos ágiles e ingeniosos de las películas de Woody Allen, el sarcasmo de House mezclado con la candidez de Homer Simpson, más un toque disparatado de los Hermanos Marx y todo ello aderezado con continuas referencias a series y películas de culto (Star Trek, Stars Wars, X-Men…), juegos de rol, cómics, videojuegos, redes sociales e informática y sobre todo, ciencia... Sin duda nos daría como resultado un producto fresco, audaz, divertido e ingenioso, eso es esta serie.
La historia es bien sencilla, se trata de dos compañeros de piso un tanto peculiares que un buen día descubren que en la puerta de enfrente se ha mudado una nueva vecina. A partir de ahí sus vidas no serán las mismas, sobre todo para Leonard que caerá rendido a sus pies…
Leonard: Joven doctor físico con un altísimo coeficiente intelectual. Sufre intolerancia a la lactosa y una gran miopía. Es una persona insegura y aunque, de sus amigos, es el que más éxito tiene con las mujeres, vive enamorado perdidamente de su vecina Penny.

Para mí es uno de los mejores personajes que he encontrado en una serie de televisión en los últimos años.

El papel de Penny es fundamental en la vida de nuestros personajes, además de ser el principal contacto con el mundo “normal”, les sacará de numerosos apuros e intentará hacer más fácil la adaptación social de unos seres tremendamente inadaptados.


Su peculiar físico y extravagante forma de vestir, su origen y costumbres judías que darán lugar a miles de chistes, su alergia a los cacahuetes, su personalidad fanfarrona centrada en la obsesión por el sexo y las mujeres, así como la relación con su madre (que no aparece nunca en la serie y con la que se comunica a gritos) que lo trata como un niñito mimado, hacen de él uno de mis personajes favoritos.
En siguientes temporadas se irán añadiendo nuevos personajes como Bernadette (novia de Howard), Priya (hermana de Raj) o Amy, la televisiva Mayim Bialik conocida por la serie Blossom.
Como toda genialidad que se precie, esta serie no pasará inadvertida para el espectador ni lo dejará indiferente, ya que la amarás o la detestarás, te parecerá de lo más ingenioso que hayas visto en los últimos años o podrá parecerte una comedia más del montón...
A mí me ha conquistado.
A mí me ha conquistado.