El cine a veces traspasa las fronteras del mero entretenimiento y nos brinda la oportunidad de, entre otras cosas, conocer mejor a ciertos personajes históricos a los que merece la pena aproximarse.
Todos sabemos en mayor o menor medida el determinante papel que desempeñó Nelson Mandela en Sudáfrica, pero al disfrutar de la maravillosa ceremonia de clausura del pasado Mundial de fútbol sudafricano, me llamó la atención la verdadera veneración que tiene todo un país a esta celebridad. El estadio casi se vino abajo cuando estalló de júbilo al verle aparecer por el terreno de juego saludando, pese a su delicado estado de salud. Los comentaristas de TV afirmaban que, independientemente del partido que se jugara después, se sentían unos privilegiados al poder compartir estadio con un personaje tan importante en la historia reciente de este mundo.
Tras ver la película "Invictus" he podido comprender el significado de estas reacciones al admirar en todo su esplendor la verdadera dimensión de una figura tan emblemática como la del expresidente sudafricano Mandela. Ahora comparto aún más esa admiración.
Mención aparte merece el extraordinario director de esta película, Clint Eastwood, quien sigue acumulando en su filmografía pequeñas obras de arte (Mystic River, Million Dollar Baby, Gran Torino....), esta vez apoyado en un soberbio Morgan Freeman (nadie podía encarnar mejor este personaje), convirtiendo un interesante tema histórico en una gran película.
Mención aparte merece el extraordinario director de esta película, Clint Eastwood, quien sigue acumulando en su filmografía pequeñas obras de arte (Mystic River, Million Dollar Baby, Gran Torino....), esta vez apoyado en un soberbio Morgan Freeman (nadie podía encarnar mejor este personaje), convirtiendo un interesante tema histórico en una gran película.
En ella Eastwood nos dibuja el perfil de una figura legendaria de la que todos deberíamos estar orgullosos, un hombre que tras sufrir casi 30 años en la cárcel, víctima del terrible Apartheid, se enfrentó a un país convulso, con unas exageradas diferencias raciales y unas heridas en la sociedad imposibles de cicatrizar. Y lo hizo de una manera conciliadora, evitando represalias, enterrando rencores, intentando en todo momento crear un clima de normalidad e integración para lograr la unidad del país en una situación extremadamente delicada. Una persona que siempre tenía un gesto amable o una palabra agradable con todo el mundo, incluso con la gente que le había hecho sufrir un verdadero infierno gran parte de su existencia. Era alguien que exigía a sus escoltas que hicieran su trabajo con una sonrisa permanente en sus labios, que transmitía su mensaje de una manera directa, cercana...
Cuánto echamos de menos más dirigentes como él, todo marcharía mejor.
Gracias Mandela por aportar tu pequeño grano de arena para intentar hacer este mundo un poquito mejor.
Os recuerdo que tenemos un grupo de facebook llamado "Hablemos de cine" al que os podéis unir todos aquellos que os guste el cine y queráis compartir cualquier cosa sobre el séptimo arte.
Os recuerdo que tenemos un grupo de facebook llamado "Hablemos de cine" al que os podéis unir todos aquellos que os guste el cine y queráis compartir cualquier cosa sobre el séptimo arte.
Sin duda Nelson Mandela es uno de esos hombres que quedarán en la historia grabados con letras de oro. Humildad, sencillez, pero sobre todo, algo que citas en el post. Fue capaz de enterrar rencores y supo conciliar a todo un país.
ResponderEliminarPara eso no basta con ser un tipo sensato. También hay que tener un corazón que no le cabe a uno en el pecho.
Estupendo post.