Aprovechando que hoy he quedado con un grupo de amigos que hacía tiempo que no veía, he podido comprobar por mí mismo los efectos del cumplimiento de la nueva ley antitabaco en sus primeros días de vida. Habiendo tenido la oportunidad de estar en restaurantes, cafeterías y pubs, estoy en condiciones de afirmar que... en la calle no se puede ni respirar, la gente no para de fumar...
Ironías aparte, me gustaría dar mi modesta opinión sobre la polémica surgida. Esta ley provoca en mi dos sentimientos enfrentados, por una parte y en mi condición de insolidario exfumador, inflexible e implacable en que me he ido convirtiendo, me parece excelente que después de tantísimos años marginados y maltratados por la absoluta insolidaridad e incomprensión de la "clase fumadora", a los no fumadores se nos hayan reconocido unos derechos de los que simplemente carecíamos o permanecían sumidos en el olvido.
Por otra, considero que no ha sido el momento más oportuno de aplicarla. Me explico, estoy a favor de la prohibición, pero con matices, esta medida debió ser adoptada hace mucho tiempo y la considero ahora inoportuna por perjudicar seriamente los intereses de los locales (los menos) que sí que hicieron sus reformas para acatar y cumplir rigurosamente con la anterior ley, haciendo un desembolso importante adaptando sus locales. Aunque, como siempre sucede en este país, hecha la ley, hecha la trampa, puesto que muchos hosteleros se limitaron a colocar un ridículo biombo de separación entre las dos "especies" o a indicarte sin ningún tipo de rubor que a partir de cierta mesa te encontrabas ya en la zona de fumadores. Al final, y como también estamos acostumbrados a ver por estos lares, pagan justos por pecadores.
Ahora bien, lo que realmente me inquieta y me hace debatirme en un mar de pensamientos contradictorios es la afirmación por parte de algunos propietarios de locales declarados "insumisos" ante la aplicación de la polémica ley, de que su local es "privado" y como dueños que son, ellos prohibirán, si quieren, fumar o no. La verdad es que su razonamiento no llega a ser muy descabellado y parece, a bote pronto, que parte de razón tienen en el planteamiento, aunque claro, viéndolo desde el punto de vista de su negativa a acatar una norma y a no respetar las "reglas del juego", se me ocurre por un momento pensar, y sin querer entrar a debatir sobre la verdadera "privacidad" de dichos establecimientos, en un local en el que se incumplieran los horarios de cierre, no se dieran de alta a sus empleados o simplemente se negaran a pagar impuestos porque "yo con mi local hago lo que me parezca, que para eso es mío"...., no sé si me explico.
Se me ocurre una solución alternativa, que no por más drástica es menos lógica: ya que el tabaco es tan sumamente perjudicial, ¿por qué no prohibimos su venta definitivamente?.... ¡ay amigos!.... aquí chocamos de frente con todo un conflicto de intereses, toda una fuente de ingresos provenientes de impuestos y contra los imperturbables monstruos de las Tabacaleras, poderoso caballero es don dinero.... Para muestra un botón, ahora se puede acceder al tabaco con más facilidad que antes (vuelve a permitirse su venta en establecimientos hasta hace poco prohibidos) y sin embargo no se puede fumar en prácticamente ningún sitio.
En fin, que el tema va a traer cola, desde aquí invito a todas las partes implicadas a hacer una reflexión y en concreto a los fumadores, les diría que es el momento más indicado para dejarlo: continuas subidas de precio del tabaco, crisis económica, prohibiciones de fumar en cualquier sitio cerrado y lo que siempre ha existido y está fuera de toda duda, los nocivos efectos del tabaco en la salud.
Soy totalmente de tu opinión en este tema.
ResponderEliminarSoy y siempre he sido "no fumadora" y he tolerado, respetado y aceptado que todo el mundo fumara alrededor, en mitad de una comida, saboreando un rico y caro manjar o degustando un delicioso y aromático café. Cuando tenía dolor de garganta o un buen resfriado o cuando mi pelo recién lavado dejaba de oler a mi champú preferido para apestar a humo.
Nunca me he quejado ni llamado la atención de nadie por fumar en sitios inadecuados pero ahora que desde el gobierno se defiende, por fin, la salud de los no fumadores, me alegro y disfruto de esta nueva atmósfera.
¡Feliz aire nuevo!
Yo que he pertenecido a los dos "bandos" reconozco que cuando era fumador era muy insolidario y no respetábamos los derechos del no fumador. Me alegro haberlo dejado por mí y también por ti, entiendo que es desagradable convivir con el humo.
ResponderEliminarUn besazo. :)