Ya era hora de que nos dejáramos de primas de riesgo, de rescates y cambiásemos gustosamente a la Merkel por los Özil, Mario Gómez, etc… y a los hombres de negro por los hombres de rojo. Abandonamos momentáneamente los debates sobre la crisis para enzarzarnos en el debate del “nueve”...
Empezó la Eurocopa y con ella, la participación de nuestra selección, la campeona de Europa y del Mundo (nunca me cansaré de repetirlo, qué bien suena…).
No había mejor forma de comenzar que enfrentándonos a la cuatro veces campeona del mundo (casi nada), todo un privilegio y un escaparate para nuestro fútbol. Hasta nuestro discreto entrenador quiso acaparar todos los focos en esta cita tan importante emulando a los dos divos de la liga española, Guardiola y Mourinho. Y es que después de haber estado debatiendo sobre cual de los tres delanteros natos de la lista iba a ser el “nueve” de España, Del Bosque llevó la contraria a todos a lo Mourinho y nos sorprendió con una “guardiolada” saliendo a jugar con un falso delantero centro.
Sea por esta decisión, o por la lentitud del terreno de juego, la excesiva acumulación de hombres en el medio campo, o por el acierto del rival, lo cierto es que, sobre todo en el primer acto, España no fue España y lo que es peor, Italia no fue Italia, por una vez vimos jugar bien a la selección transalpina, que salió valiente a jugarnos de tú a tú.
Estuvimos un poco espesos y más imprecisos de lo normal, los jugadores parecían inmersos en este ambiente de desánimo que asola últimamente nuestro país, pasando de puntillas por los primeros cuarenta y cinco minutos sin pena ni gloria. Ya en la reanudación España dio una versión más parecida a lo que se espera de ella y ambos conjuntos nos brindaron un espectáculo acorde con un acontecimiento de este calado y cosecharon un empate justo a tenor de las oportunidades de las que gozaron unos y otros.
Si hay algún punto preocupante que destacar en estas primeras impresiones, es el de que nos hemos acordado demasiado de las ausencias. La que parece más clara es la de Villa, el equipo se queda cojo sin la presencia del asturiano, tanto por sus goles como por quedarse la selección sin referencia, tanto por su aportación como por la preocupación y el respeto que infunde en el adversario. Pero no debemos olvidar que nos falta en cierto modo el corazón de este equipo, Puyol, sin él veo a Piqué huérfano, como perdido, solo nos queda rezar para que Ramos se centre y dé su mejor versión. Y lo que parece peor, en el banco no hay recambio, Del Bosque se ha visto forzado a llevar a un casi inédito Albiol, después de no rascar bola este año en su club. Quizás sea la defensa el punto más flojo de este equipo.
Y una vez más, mención aparte para Casillas, con el santo guardando el arco parece que a esta selección solo un milagro la puede hacer perder. Siempre nos acordamos de las filigranas, regates y toques de nuestro excelente centro del campo, pero no seríamos justos si nos olvidáramos de que al final nos termina sacando las castañas del fuego el mismo.
Para las bandas hemos recurrido a dos futbolistas que son la antítesis, el de la derecha defiende pero no puede o no sabe atacar, con el balón desentona en la orquesta de los bajitos, y el de la izquierda más a tono con la roja, ataca como nadie pero todavía se le espera en defensa.
La gran noticia es que por fin Iniesta llega a un campeonato importante de selecciones en buenas condiciones, yo diría que magnífico, se le ve con chispa y debemos aprovecharlo.
El caso es que con casi todo el país pidiendo a gritos la entrada de Navas y Torres durante el segundo tiempo y buena parte del primero, el marqués eligió un momento no muy oportuno para efectuar los cambios sacando del campo a los artífices del único tanto de España, Silva y Cesc. La verdad es que con la entrada del sevillista y del eterno niño el equipo tuvo otro aire, más alegría. A Torres le hacen falta 10 oportunidades para poder marcar una, es cierto, pero él solo creó más peligro que sus compañeros en toda la primera parte.
Quien no se consuela es porque no quiere, solo hay que echar un vistazo a cómo han empezado las otras dos grandes favoritas (con permiso de Francia), Alemania (ganando por la mínima sin convencer) y Holanda (perdiendo contra todo pronóstico). Por lo tanto no debe cundir el pánico, hemos empatado con una selección histórica, que siempre está ahí, juegue bien o mal, y esta vez nos ha tocado que jugara bien y nosotros no tan bien.
Siendo positivos, si ante toda una Italia no completamos una gran actuación y conseguimos empatar habiendo tenido opciones de ganar el partido, podemos mirar al futuro con optimismo.
Ahora es momento de aprovechar los dos siguientes partidos, ante rivales en principio de una menor entidad, para seguir engranando la maquinaria.
Lo dicho, sigamos poniéndole velas a "San Iker" y encomendándonos a "Iniesta de mi vida" y sus locos bajitos, que ya habrá tiempo para rescates y primas de riesgo. Lo primero es lo primero, pan y circo.
Suerte y más suerte para este nuevo desafío, cuentan con la gracia de un pensador hiriente dentro de la cancha, el señor Iniesta, que jugador por dios, es un regocijo verlo, tienen todo a favor para alcanzar una nueva gloria, y claro que sí, como se disfruta aquello, claro…en mi caso debo desgarrar mi memoria para contentarme con algún recuerdo.
ResponderEliminarSaludos!
La verdad es que es un verdadero placer ver jugar a esta selección tanto para el que es español como para el que no, y vosotros los argentinos, de fútbol sabéis mucho...
ResponderEliminarUn abrazo.