Minuto 93, último del tiempo de descuento de un agónico partido de fútbol en el que ambos rivales se juegan la vida. El árbitro señala un penalti más que discutible. Lo para el portero, se le escapa el balón, le rebota en una pierna y lentamente, para añadir más dramatismo si cabe a la escena, el esférico traspasa la línea de gol.
Ni el más retorcido de los guionistas podría haber ideado un final tan cruel.
Este fatídico minuto puede dar al traste con la centenaria vida del Real Murcia que desciende a los infiernos de la 2ª división B del fútbol español y arrastra con ello a su filial a la 3ª división.
Este deporte es así de trágico a veces y en eso precisamente reside su grandeza, una jugada, una decisión en décimas de segundo, puede echar por tierra las ilusiones de miles y miles de personas.
La historia de este club ha estado constantemente salpicada de dramatismo y mala suerte. No hablaré de injusticia, que ahora, en caliente, sería lo más sencillo a recurrir. Tiempo habrá de analizar en profundidad los aspectos deportivos y reflexionar sobre los continuos despropósitos organizativos de esta institución.
A esta situación le podemos añadir las extrañas circunstancias que rodearon a una jornada con un desenlace sospechoso. Los seis equipos implicados en la lucha por la permanencia vencen sus partidos dejándolos resueltos en los primeros minutos ante rivales que no se jugaban absolutamente nada. Situaciones cuanto menos curiosas, como la vivida en el estadio Cartagonova, donde el eterno rival del Murcia pierde 0-4 en casa ante el regocijo de ambas aficiones hermanadas celebrando conjuntamente los goles…
La estadística también se encarga de aportar su dosis de crueldad si observamos la gran cantidad de puntos perdidos por el equipo pimentonero en los minutos finales de los partidos y los imperdonables 7 penaltis errados a lo largo de la temporada. La realidad es que el Murcia desciende con 50 puntos en su haber, cifra que bastaría para asegurar la permanencia en cualquiera de los años anteriores, y a sólo una victoria del 10º puesto de 22 equipos.
Aunque por suerte o por desgracia, solamente son cifras que, lejos de justificar la pésima actuación de este conjunto, no hacen sino ahondar más la profunda tristeza que me inunda en estos momentos.Ahora es tiempo de reflexionar y buscar los errores en los que se ha incurrido para acometer una enorme reestructuración que debería comenzar por el máximo mandatario del club.
Una pena, la verdad. Yo solo lo siento por esa aficion abnegada, que entrega sus ilusiones a un equipo que no ha estado a la altura. Ahora podemos buscar culpables en otros sitios, como el Cartagena que aun ganandole al Albacete hubieramos bajado igualmente, o echarle la culpa al arbitro, que es de los peores y mas corruptos de la categoria, pero no, la culpa es de los jugadores y entrenador y como no, del maximo responsable de este desastre, SAMPER.
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